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1 jul 2019

Malena

Crónicas musicales… crónicas sobre canciones populares muy reconocidas en el mundo. 

Crónica dedicada a los amantes del tango, pero mucho más a los que les gusta la música y que por razones no muy claras sin haberlos escuchado atentamente, dicen que no les gusta: seguro, que a cada ser humana le toca uno.

Cuando Homero Manzi, sentado en un bar en Sao Paulo-Brasil,  escuchó en vivo, un tango en la voz de una cantante argentina, sintió el rigor de la nostalgia y sin más preámbulos bebió una caipiriña hasta el fondo y grabó en una neurona el nombre de Malena, así como se llamaba la artista  desconocida.

Su solo nombre produce simpatía, y no es precisamente por la película del director italiano Giuseppe Tornatore, que lleva el mismo nombre y que confunde a los aficionados al tango y al cine; porque fuera de la figura harto seductora de Mónica Bellucci quien con sus largas piernas de pasarela invoca la procacidad de una bailarina de tango, nada tiene que ver.

Como todas aquellas cosas de la vida que dejan huella, el tango Malena con el paso del tiempo se ha convertido en una especie de leyenda y la  historia de su génesis compite por igual con su propia esencia musical.

De todo el rumor que produce su fama, van quedando una serie de hechos sobre los cuales existe consenso: Dice Don José Gobello (Conversando tangos. Buenos Aires: A. Peña Lillo Editor, 1976.): “Yo conté la historia de este tango en una nota periodística, hace diez años. La cosa fue que, al regresar de México, en 1941, Manzi pasó por San Pablo y, en esa ciudad, recaló en una boite donde una dama, una cancionista, cantaba tangos de una manera que al poeta le pareció muy personal. La noche, el tango, la lejanía de la patria, los recuerdos golpearon el corazón de Manzi. La dama se hacía llamar Malena de Toledo. Manzi, de regreso a su hotel, transfirió su emoción a los versos que, ya en Buenos Aires, entregaría a Lucio Demare. En pocos minutos, sentado a la mesa de un café de Acevedo y Libertador General San Martín, el autor de Dandy les puso música”. Otra versión afirma que la ciudad del suceso no fue San Pablo sino Porto Alegre.

También familiares de Demare, traen historias aprovechando el misterio y la magia de la canción, como que Manzi escribió la letra en una servilleta y se la entregó a Demare para que le pusiera música, este la guardó en un saco y durante varios días, ya en Argentina, el papel se envolató, hasta que Demare y bajo la presión de Manzi, la busco afanado en su ropa hasta encontrarla. Como quien dice, que la letra de uno de los tangos más famosos de la historia, estuvo a punto de perderse en cualquier rincón olvidado o en una lavandería. Se resalta que Manzi y Demare andaban juntos en el Brasil, pero la noche de la presentación de Malena de Toledo, Manzi asistió solo.

¿Pero quién era Malena, la de San Pablo? Era Mariaelena Tortolero (se supone que Malena es un apocope de este nombre), cuya voz perdura en un disco, grabado en Brasil, interpretando el tango Volvé. En una de sus giras, Mariaelena Tortolero o Malena de Toledo, que era argentina, pero desde pequeña residía en Brasil, se casó con el tenor mexicano Genaro Salinas, con quien vino a Buenos Aires. Salinas murió en un accidente, en Caracas, en 1957. Malena lo sobrevivió tres años: murió en Montevideo, en 1960. Tenía, al morir, 43 años.

Nada indica que Malena de Toledo cantara con voz de sombra ni que su voz perfumara a yuyo. Manzi, por supuesto, idealizó aquella noche a la cantante, para él desconocida. Pero el trampolín que echa al aire la fantasía es siempre la realidad. Si Malena de Toledo no tenía voz de sombra, había de todos modos una voz de sombra muy querida para Manzi, la de Nelly Omar; una voz con tono oscuro de callejón, que perfumaba a yuyo del suburbio. Manzi adjudicó a la cancionista semibrasileña aquellos atributos que evocaba su nostalgia de viajero. No en vano, Manzi tuvo una relación amorosa con Nelly Omar, razón que hace más valedera la hipótesis de que ella era realmente la inspiración que en su momento el poeta iluminó en el Brasil escuchando a Mariaelena Tortolero. Nelly Omar es la misma gran cantante argentina que la gente llegó a comparar con Gardel (que cantó Desde el alma: Alma, si tanto te han herido/porque te niegas al olvido/porque prefieres/llorar lo que has perdido…)

Cuando apareció Malena -que, en realidad, difundió el cantante Florentino, en la grabación que hizo con Aníbal Troilo en enero de 1942-, Manzi había cimentado ya un buen prestigio de intelectual y no faltó quien le asignara el propósito de intelectualizar al tango y le reprochara el tono garcialorquiano de algunos de sus versos. Todavía hoy se escucha echarle en cara lo de voz de sombra. Pero el gran mérito de Manzi es el de haber tratado de enaltecer la literatura tanguística, escribiendo poemas, y no simplemente letras. Y la poesía no es, al fin y al cabo, más que un esguince de la realidad, una mirada de águila para descubrirle a la vida relaciones ocultas y sutiles. Tus ojos son oscuros como el olvido, dice Malena. A algunos les pareció una audacia estilística. Habían olvidado, seguramente, aquello del Cantar de los Cantares: "Sus ojos, como palomas junto a los arroyos de las aguas, que se lavan con leche...".

Manzi, en su saga de compositor de grandes canciones como Sur, Ninguna, Negra María, siempre reflejó una esencia descomunal de poeta como se muestra  en los siguientes versos de la canción de Malena:
Malena canta el tango con voz de sombra
Tus ojos son oscuros como el olvido
Tus labios apretados como el rencor
Tus manos, dos palomas que sienten frío…..

en fin…

Y para completar dice Don Francisco García Jiménez (“Así nacieron los tangos”, 1980), que la Malena de carne y hueso; o sea, Helena Tortolero, vapuleada por la responsabilidad de una canción sobredimensionada para su voz y estilo y que rápidamente se hizo famosa, dejo de cantar y en adelante hasta su final y guardando una admirable discreción se convirtió en “representante” de artistas. Dicen también que en su oficio de intérprete mediana, Helena cantaba Malena sin sospechar que ella era parte de la historia y que prácticamente cuando se enteró dejó el canto para siempre.

Después de casi 80 años, Malena sigue siendo una niña triste que como una bella maldición sigue en la brega de cantar tangos y que con su dulce melancolía, paradójicamente es capaz de alegrar una reunión de indiferentes del tango. Todos al oírla susurran en coro: “Malena canta el tango.....”

Hemos escuchado todas las versiones, cada cual con intrépidos arreglos artísticos que produce una gran orquestación, pero yo sinceramente me quedo con la versión de Gustavo Vivas, músico caleño sin mas pretensiones que las de un buen ron y un abrazo, quien la interpretaba solo con el acompañamiento de una guitarra pero con una nota de voz tan extraña y arrolladora que uno no se explica porque sin la ayuda de los bandoneones nos dejaba erizada la piel.

El eco de esta canción es tan grande que la llevo a un hecho insólito. El 6 de marzo del 2003, en el Salón Roberto Noble de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC), se pusieron en conocimiento de periodistas y medios de comunicación, los motivos que impulsaron la idea de establecer el 6 de marzo como el Día de las Malenas:
-La fecha de declaración del tango "Malena" en  SADAIC, en el año 1942.
-El fallecimiento, en 1974, del compositor de la música, Lucio Demare.
-El nacimiento, en 1933, de Acho Manzi, hijo de Homero Manzi, autor de la letra.
-El nacimiento de Romina Manzione, bisnieta de Homero Manzi, en 1989.
-Presentación de las Malenas de las familias de Lucio Demare y de Homero Manzi.

Malena tiene muchas versiones como la de Juan Carlos Miranda con Lucio Demare, la de Azucena Maizani, Héctor de Rosas con Astor Piazzolla y su Quinteto, Roberto Goyeneche con la Orquesta Típica Porteña de Raúl Garello, Edmundo Rivero con la Orquesta de Mario Demarco, Roberto Rufino con la Orquesta Osvaldo Requena y Adriana Varela, sobre todo la versión que esta última realiza con el Sexteto Mayor. Una versión especial es la que realiza la cantautora María José Demare, sobrina de Lucio Demare (María José Demare, 2008). Incluso el gran cantautor JM Serrat y el rockero Andrés Calamaro cantaron sus propias versiones. Es una pena que Gardel no la hubiese podido grabar porque había muerto en Medellín en el año 1.935.

La canción disponible en esta crónica es la versión de Edmundo Rivero, uno de los grandes cantantes de tango de todas las épocas.

MALENA
Letra de Homero Manzi
Música de Lucio Demare
Compuesto en 1942

Malena canta el tango
como ninguna
y en cada verso pone
su corazón;
a yuyo del suburbio
su voz perfuma,
Malena tiene pena
de bandoneón.

Tal vez allá en la infancia
su voz de alondra
tomó ese tono oscuro
de callejón,
o acaso aquel romance
que solo nombra
cuando se pone triste
con el alcohol.
Malena canta el tango
con voz de sombra,
Malena tiene pena
de bandoneón.

Tu canción
tiene el frío del último encuentro,
tu canción
se hace amarga en la sal del recuerdo.
Yo no se
si tu voz es la flor de una pena,
solo se
que al rumor de tus tangos, Malena,
te siento más buena
mas buena que yo.

Tus ojos son oscuros
como el olvido,
tus labios apretados
como el rencor,
tus manos, dos palomas
que sienten frío,
tus venas tienen sangre
de bandoneón.

Tus tangos son criaturas
abandonadas
que cruzan por el barro
del callejón
cuando todas las puertas
están cerradas
y ladran los fantasmas
de la canción.
Malena canta el tango
con voz quebrada;
Malena tiene pena
de bandoneón.
Por: Ernesto Pino