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18 jun 2010

A oídos del alcalde y concejales

Uno muchas veces se engaña con los editoriales de la gran prensa o con ciertos artículos especializados de las personalidades de este país; y cree de una manera desprevenida pero inocente, que solamente pueden estar dirigidos al gobierno central o a los intereses de los gremios productivos. Nada más equivocado, si pensamos que en la escala demográfica, geográfica o socioeconómica, los pueblos o ciudades pequeñas son los que más necesitan de la orientación y del consejo en materia de desarrollo económico y social.



Veamos porque: Según el documento “Visión Colombia, segundo centenario, Construir ciudades amables” de Plantación Nacional y que es parte del diagnostico del actual plan de desarrollo nacional (ley 1151 de 2007), solo en siete ciudades principales habita el 40% de los hogares colombianos y se genera 60% de los ingresos de la totalidad de los hogares (Bogota, Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena, Bucaramanga y Pereira). Sólo en Bogotá, se concentra 18% de los hogares y se genera algo más de 30% del ingreso de la totalidad de hogares colombianos. A su vez, 33 ciudades entre 100.000 y 1 millón de habitantes concentran el 30% de la población; y el resto de ciudades con poblaciones menores a 100.000 habitantes, proporcionan el 32% de la población.

Estos municipios que representan el 96% del total de municipios de Colombia, tienen vastos territorios (tan grandes como el de las ciudades más pobladas) y una población pequeña y pobre; y con un precedente del desarrollo que no les conviene: solo las urbes mayores en población y en urbanización presentan los mayores niveles de crecimiento. Allí, escondida entre más de 1000 ciudades está Sevilla. Si la tendencia se mantiene, en los próximos 20 años, la mayoría de municipios colombianos serán aldeas pobres, solo atractivas para que sus coterráneos las visiten en épocas de carnaval, en semana santa o en diciembre; como les ocurrió a los pequeños pueblos blancos después de la tragedia de la guerra civil española.

Romper este paradigma que mas bien parece un designio fatal, es lo que debe preocupar a sus gobernantes, llámense alcaldes o concejales, aprovechando que cada territorio posee atractivos especiales, unos mas que otros o unos menos que otros. En los ensayos anteriores destacábamos que Sevilla tenia a que jugarle en términos de desarrollo económico, al aprovechamiento de sus fortalezas naturales de paisaje, de fuentes hídricas, de tierras con altos potenciales para sembrar comida, de biodiversidad y a la mas punzante de todas que se ha construido en menos de 100 años: tener una posición en el mercado nacional, con uno de los productos de mayor consumo mundial: el café. Si a ello le agregamos el baluarte que ha construido culturalmente, como la música; podríamos hipotéticamente pensar que Sevilla tiene la solución de sus males de pobreza y exclusión en sus manos. Pero esto solo se puede dar si la comunidad lo exige y los gobernantes cumplen su papel para lo cual fueron elegidos, iniciando desde ya una gestión larga y llena de dificultades pero que en el mediano y largo plazo puede ser tan exitosa que nuestros descendientes lo van agradecer y se podrán quedar allí, cuidando nuestro recuerdo y cantando “mi Sevilla” con la felicidad que produce el bienestar social.

Señor Alcalde y señores Concejales, termino por ahora esta reflexión citando un párrafo de columna reciente del ex ministro R. Hommes, que ojala haya sido percibida en toda su importancia y que es absolutamente pertinente en esta coyuntura: “El profesor Paúl Collier, de Oxford, hizo en Medellín una sencilla exposición sobre las prioridades económicas que los gobiernos deben tener en una economía en desarrollo en tiempos de crisis. Él propone concentrar los esfuerzos en tres objetivos, que son proveer puestos de trabajo remunerados, servicios básicos y comida.

Si un gobierno falla en proporcionar alguno de estos tres, irremediablemente va a tener entre sus manos un grave problema social y una crisis política. Para cumplir con estos requisitos, es necesario prescindir de otros gastos y enfocar la ortodoxia fiscal menos hacia el equilibrio presupuestal y más hacia la acumulación de activos productivos” (“Prioridades económicas: de vuelta a lo esencial”. El Tiempo, abril 3 de 2009). Para los trabajos remunerados el gobierno central, esta presupuestando una inversión importante en obras de infraestructura, especialmente en la construcción y reconstrucción de vías secundarias y terciarias. Reforzar las inversiones en las obras de saneamiento básico y sembrar comida (China y La India, tienen demandas colosales). Se debe estimular la inventiva popular y apoyarla, con tal que generen puestos de trabajo sin caer en propuestas ilegales o engañosas.

Posdata: Ojala que el Alcalde desinteresadamente contribuya con su gestión a fortalecer la actividad cultural del municipio, especialmente a la Casa de la Cultura y a Fundarse, que tienen problemas financieros en su sostenimiento. No olvidar que en medio de tanta necesidad y desesperanza, la cultura sevillana sigue cantando y se escucha en todo el país.

Cali, Abril 17 de 2009.