Un texto de Ernesto Pino
A la memoria de Hernán “El mono” Herrera y de
Edvardo Gaviria, los cantantes de mi pueblo.
Contaba Bobby Cruz, el cantante de Richie Ray,
que cuando Héctor se ponía mal para cantar, se oía decir a los empresarios: “inyéctalo
para que cante”.
A Héctor Lavoe la vida le cambió la fama por la
desgracia. En el año 1992, un año antes de su muerte, un joven puertorriqueño y
fanático de su música, llamado Jorge Pérez, impresionado por un sueño que tuvo
con el gran cantante Ismael Rivera, acogió el llamado del músico ya
desaparecido y se empeñó en recuperar del olvido y del desamparo al cantante de
los cantantes. A Jorge Pérez no le importó su falta de recursos y su propia
enfermedad de cáncer cerebral, y acompañado de su madre Elva Albino, lo
trasladó de su humilde y sucio apartamento de Queens Boulevard en Nueva York a
la pequeña ciudad de Leedsbury, condado de Lake en el estado de Florida. Allí
fue internado en un sanatorio de enfermos mentales y en su diagnóstico médico
se corroboró su enfermedad de SIDA. En un tiempo corto de su estadía, Héctor
sintió una recuperación física notable y sobre todo el inmenso cariño de sus
acompañantes, hasta el punto que Héctor empezó a llamar mamá a la señora Elva Albino. Pero la dicha fue
corta con la llegada del representante musical de Lavoe, David Lugo, quien sin
importarle la caótica situación del artista, prácticamente lo raptó y se lo
llevó de regreso a New York para que le cumpliera un contrato. “Yo no me quiero ir, yo quiero quedarme con
Jorge y con mamá”, le dijo histérico Lavoe a su empresario musical. (Ver Cada Cabeza es un Mundo: La Historia de Héctor
Lavoe. Jaime Torres Torres. Spanish
Edition.)
Lavoe estaba predestinado a ser músico, sin sospechar
que siendo un anónimo provinciano de Ponce, un pueblo de Puerto Rico, llegaría
a ser una estrella rutilante en la gran manzana de Nueva York y en las grandes
capitales del mundo: tenía el ADN musical de sus padres humildes Panchita y
Lucho quienes eran artistas provincianos de bailes de colegio y presentaciones
de bazar. Siendo todavía un niño y matriculado en una escuela musical se
presentó ante un público precario y cantó “Campanitas
de cristal” con tal éxito que decidió no aprender a tocar el saxofón sino
cultivar su voz como cantante. Se aprendió las grandes canciones de su tierra y
la vida y obra de los mejores compositores de Puerto Rico: Rafael Hernández (el del Lamento Borincano), Tite Curet (el de Periódico de ayer), Pedro Flores (el de Despedida que canta Daniel Santos),
Rafael cortijo (el de Quítate de la vía
perico), Bobby Capó (el de Piel
canela); etc. Este aprendizaje que llenó su memoria desde chico seria su
gran aliado para interpretar e improvisar encima de los escenarios: sus amigos
músicos decían que Héctor se las sabía todas.
Lavoe, se subió a la escalera del éxito desde
que tenía tan solo 14 años y realizaba presentaciones en escenarios nocturnos
de su tierra natal: decían que se ganaba $18 dólares por función y en ese
tiempo era un dineral para un adolescente. Pero su destino estaba marcado por
su enorme ambición de triunfar y aún en contra de su padre se fue a buscar
suerte a Nueva York (su hermano mayor,
rebuscando vida, había muerto en esa ciudad). Al comienzo, recurrió a oficios
que siempre hacen muchos latinos en Estados Unidos para sobrevivir: mensajero,
maletero, pintor y mesero. Pero le llegó su hora bajo el consejo y la
protección de su amigo músico de barriada, Roberto García quien lo empezó a
llevar a los salones de baile y clubes de música latina del Barrio Latino,
Bronx y el Bajo Manhattan. Un día se coló a un ensayo de la orquesta New Yorker
Band y en un descanso de la misma le pidió al pianista y director Rusell Cohen
que lo escuchara: a capela interpreto unos versos del bolero “plazos traicioneros”, con tal pasión y
sentimiento que fue contratado como uno de los cantantes de la banda. Este
director no podía creer que un chico
desgarbado y casi famélico, tuviera semejante voz. Ese fue el camino
abierto para que muy pronto se encontrara con dos artistas referentes de la salsa que empezaban a incursionar en el
mundo de los soneros: Johnny Pacheco y
Willie Colon. El primero como su director artístico y Colon como su
compañero de aventura musical. Con Pacheco le llegaría la mayor de sus
oportunidades al ser vinculado a la Fania All Star que se posicionaría durante
los años 70s y 80s como la organización musical más importante del mundo de la
música salsa.
Con Willie Colon crearían muchas de las
canciones que los hicieron famosos en un corto tiempo: entre otras, Che Che Colé, Panameña, La Murga, El Día De
Suerte, Todo Tiene Su Final y Calle Luna, Calle Sol. Lavoe y Willie eran
apenas dos adolescentes cuando grabaron su primer trabajo discográfico llamado El Malo. Más adelante y con su
vinculación a los proyectos musicales de la Fania All Star, la carrera de ambos
se proyectaría con un éxito arrollador. En ese momento Lavoe ya era famoso en
el mundo de la salsa y ya tenían a su favor éxitos como Ghana E, Panameña, La murga y Asalto navideño: este último se
convirtió en la banda sonora de las fiestas decembrinas en toda Latinoamérica.
Con la voz de Héctor y el trombón de Willie,
llegó la popularidad y el compromiso con empresarios que veían en ellos una
mina de oro que tenían que explotar: Con la fama desbordada y con innumerables
contratos por cumplir, llegaron los sedantes del alcohol y de las drogas y así Héctor
Lavoe tuvo su primera caída, afectado por una severa depresión y el
incumplimiento de sus presentaciones (Irónicamente lo apodaron “el rey de la puntualidad”). Era el
primer aviso en su excedida carrera musical.
Y así entre éxitos y caídas transcurrió la vida
de Héctor Lavoe: llegaron canciones de gran impacto como Quítate tú y Mi gente; que se convirtieron en temas de obligada
audición en cualquier fiesta y en las presentaciones de la Fania; entre otras,
la que se realizó en Zaire (hoy conocida
como República Democrática del Congo), que fue uno de los conciertos más
vistos en la historia de la salsa y que contó con el show boxístico de la pelea
entre Muhammad Alí y George Foreman.
Segunda caída de Lavoe: en 1977, sufrió un fuerte
ataque de depresión que lo alejó de los escenarios y lo obligó a acortar una
gira, sometiéndose a un tratamiento por su adicción a las drogas.
A su regreso, contó con la ayuda de su hermano
musical Willie Colon, quien consiguió que el artista panameño y gran
compositor, Rubén Blades; cediera una canción que había escrito para sí, y que
el mismo Blades reconociera que la letra de esa canción retrataba la vida y la
trayectoria de penas y alegrías de Héctor Lavoe y solo él la podría cantar como
si interpretara su propia vida. Esa canción se llama El Cantante y logró
convertirse en poco tiempo en uno de los clásicos de la salsa y en una
definición magistral de las circunstancias propias de la vida de muchos de los
cantantes del mundo. A partir de allí, Lavoe se convirtió en sinónimo de El Cantante con el reconocimiento de
todos como el cantante de los cantantes: en esa canción, Lavoe registra todas
sus cualidades de artista, voz de tenor, brillo especial, fraseo perfecto,
nasalidad natural, emoción constante, y un soneo brillante que lo hizo el mejor improvisador de las canciones de
salsa. En el álbum, Lavoe cantó Songoro
cosongo, con la letra del verso del gran poeta cubano, Nicolás Guillen.
Lavoe, además fue un gran bolerista que emulaba la saga de dos grandes como
Felipe Pirela y Alfredo Sadel. Escuchar “Sombras
nada más” es un deleite.
Lavoe llega a Cali
De la mano de un empresario musical llamado
Larry Landa, natural de Cali, Lavoe llega a esta ciudad, con el fin de
recuperarse de su adicción a las drogas y de su continuada depresión. Durante
tres meses, en al año 1982, Lavoe transita por la ciudad, con la posibilidad de
aceptar o no, presentaciones en Juan
Pachanga, o en el club Las Vallas,
las discotecas de moda en Cali. Lavoe se confunde con los caleños de los
barrios populares que no creían que “ese
flaco demacrado y casi humilde”, fuera el cantante de los cantantes. Lavoe
hizo lo contrario de su recuperación y otra vez lo abrumó la fama y las
compañías del desorden en una época abruptamente dominada por las mafias del
narcotráfico. En esa estadía en la
sucursal del cielo, alguna vez, se presentó en el club Las Vallas, uno de los mejores rumbeaderos de esa época.
Previamente Lavoe había consumido licor y drogas y a pedido del publico empezó
a interpretar El Cantante pero se le
olvidó la letra y asumiendo el peso del compromiso comenzó a inventar "… entonces se quitó la camisa, se secó el
sudor con ella, botó los zapatos y empezó a improvisar la letra. Lavoe se dejó
llevar por la música y empezó a fluir su habilidad para inventar frases y
soneos sin perder el ritmo; duró cerca de una hora improvisando y nunca pudo
retornar a la letra original, a pesar del embale en el que se encontraba el
cantante, la versión espontánea de su famoso tema quedó muy bien hecha” (Ver Héctor Lavoe y la ocasión en que olvidó la
letra de ‘el cantante’. Azucalola.com).
Larry landa, el empresario que trajo por
primera vez a la Fania a Cali y el creador del Festival de Juanchito, resultó ser un exempleado de las empresas
municipales de Cali (Emcali), llamado César
Tulio Araque y se descubrió su pertenencia a los negocios del narcotráfico.
Landa, ya pobre por el derroche fenomenal de sus riquezas, viajo a Miami, donde
fue capturado y condenado a 20 años de prisión, donde murió antes de cumplir su
condena (Ver Tras las huellas de Larry
Landa. Diciembre 21, 2014. Gerardo Quintero Tello).
Tercera caída. Aquí se resume el final de la
tragedia de una estrella de la música: la muerte accidental de su hijo
adolescente Héctor Junior, la muerte de su suegra quien había asumido el papel
de madre, el SIDA (contagio por jeringa), intento de suicidio al lanzarse del
noveno piso de un hotel, la diabetes, un derrame cerebral, la explotación de
sus empresarios y el abandono de sus amigos.
Héctor Lavoe prácticamente resistió todas sus
atribulaciones en el contexto del artista de circo, como el gran Garrik, el
dramaturgo inglés del siglo 18, en el famoso poema Reír llorando de Juan de Dios Peza:
El carnaval del mundo engaña tanto,
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.
A Héctor Lavoe, lo mató la vida pero no el
olvido: el cantante de los cantantes, El
Jibarito de Ponce, El Rey de la Puntualidad, La Voz, El Hombre que respira debajo
del agua, El Flaco de Oro, o simplemente Héctor Juan Pérez, su nombre de
pila; tiene en su honor, monumentos levantados en Ponce, Puerto Rico (donde se le considera Hijo Ilustre) y en
el puerto del Callao, Perú.
Para terminar, transcribo varios textos de las
palabras finales de su gran amigo Willie Colon, con quien más compartió y que
el día de la muerte de Lavoe (junio 29 de
1993), se hallaba en una presentación en España. Es quizás, el mejor
testimonio sobre la vida de uno de los grandes cantantes de música popular
latina del siglo 20 y que rescata para bien, la desafortunada película El cantante, protagonizada por Jennifer
López y Marc Anthony:
“Pido la Palabra” Por: Willie Colón El
Diario/La Prensa (Jueves, 1 de Julio de 1993)
El jíbaro de Machuelito, cerca de la cantera de
Ponce. El espíritu de Borinquen y los barrios pobres de toda América. El
aguacate de 90 libras que llegó a los nuevayores para fajarse con los bravos.
Aquel muchacho que aplicó los cantos de Gardel, Felipe Pirela, Ramito, Odilio,
con los rosarios de la cruz agregándole la malicia de Cheo y Maelo, dándole una
voz a ese vacío de desolación enajenada que los de banda acá no podíamos
cruzar. Héctor Juan Pérez fue ese puente entre el pasado y el futuro de nuestra
cultura popular. Héctor Juan Pérez se transformó en una persona llamada Héctor
Lavoe para poder cumplir una misión que poco a poco se convirtió de un crucero
de placer a un desafío contra viento y marea.
La
historia de Héctor Lavoe está llena de traiciones y desengaños. Con el tiempo,
los ‘regalitos’ de sus ‘amigos’ del traqueteo se convirtieron en gruesas y
pesadas cadenas. Este fallo repercutió en una serie fatal que al final nos
llevó a ese muchacho que le cantó al Todopoderoso con todo su corazón. También
fue traicionado por el mundo del negocio; disqueros que siguen viviendo como
jeques sauditas, vendiendo sus discos y revendiéndolos en CD sin pagar derechos
de difusión, mientras Lavoe quedó lánguido en su pobreza; promotores que le
ofrecían migajas para poder vender boletos a sus espectáculos donde exhibían a
‘El Cantante de los Cantantes’ en su agonía; impostores tratando de reclamar la
carrera y la memoria de Héctor Lavoe como propiedad personal; la comunidad
legal latina también le dio la espalda cuando reclamamos de su ayuda para
defenderlo contra la explotación; y yo, que también lo traicioné al no tener el
valor de verlo en esa condición. La vida valía más que el dolor para Héctor y,
al descubrir esto, se le acercaron los tiburones de agua sucia como si
estuviera sangrando. Dios sabe que aquellos que se han ganado la vida devorando
a otros y viviendo solamente por el billete tendrán pocos que les lloren y
menos que los recuerden en sus rezos. Pionero, maestro, compañero, hoy América
Latina llora por ti. Héroe de la gente pobre, víctima de las amenazas que están
acabando con nuestro pueblo. Mártir de la salsa, el monstruo que ayudaste a
crear.
Perdónanos Héctor. Willie Colón.
Nota1: Celia es Celia Cruz, Maelo es Ismael Miranda
y Cheo es Cheo Feliciano.
Nota2: Héctor Juan Pérez, termino identificándose
como Héctor Lavoe, después de que la gente lo empezara a llamar “la voz” y con
el uso se convirtió en “Lavoe”.
PD: Activa el link de la canción arriba y canta
con la letra (versión original). Es un concierto maravilloso de 10 minutos:
piano, bajo, trombones, trompetas, congas, timbales, percusión y violín; y
coros con José Mangual, Milton Cardona, Willie Colón, Eddie Natal. Esta
canción es un himno de la salsa.
El
Cantante
Composición de Rubén Blades
Canta Héctor Lavoe
Productor: Willie Colon
Yo soy el cantante
que hoy han venido a escuchar
lo mejor del repertorio
a ustedes voy a brindar
y canto a la vida
de risas y penas
de momentos malos y de cosas buenas
vinieron a divertirse
y pagaron en la puerta
no hay tiempo para tristeza
vamos cantante comienza.
Me paran siempre en la calle
mucha gente que comenta
¡Oye Hector ja! tu estas hecho
siempre con hembras y en fiestas
y nadie pregunta si sufro si lloro
si tengo una pena
que hiere muy hondo
yo soy el cantante
porque lo mío es cantar
y el público paga
para poderme escuchar.
Yo soy el cantante
muy popular donde quiera;
pero cuando el show se acaba
soy otro humano cualquiera
y sigo mi vida con risas y penas
con ratos amargos y con cosas buenas
yo soy el cantante
y mi negocio es cantar
y a los que me siguen
mi canción voy a brindar.
Hoy te dedico
mis mejores pregones
hoy te dedico
mis mejores pregones
hoy te dedico
mis mejores pregones
son mejor que los de ayer
compárenme, criticones.
Hoy te dedico
mis mejores pregones
si no me quieren en vida
cuando muera no me lloren
hoy te dedico
mis mejores pregones
yo te canto de la vida
olvida tus penas y tus dolores
hoy te dedico
mis mejores pregones
baila si quiere bailar
canta si quiere cantar
Mama
hoy te dedico
mis mejores pregones
yo soy el cantante vamos a celebrar
no quiero tristezas
lo mío es cantar, cantar
hoy te dedico
mis mejores pregones
el pregón de la montaña
esas si que eran canciones
hoy te dedico
mis mejores pregones.
Lole lolalala
escucha mi pregón que diceee....
Lole lolalala.
Hoy te dedico
mis mejores pregones
hoy te dedico
mis mejores pregones
hoy te dedico
mis mejores pregones
no es tan fácil el cantar
como creen ciertos señores
hoy te dedico
mis mejores pregones
la vida me ha dado todo
desengaños e ilusiones
hoy te dedico
mis mejores pregones
un saludo a mis contrarios mando yo
también merecen honores
hoy te dedico
mis mejores pregones
al mundo estremezco yo
prepárense bailadores
hoy te dedico
mis mejores pregones
cantando olvido las penas
Y también los sinsabores
hoy te dedico
mis mejores pregones.
Mis mejores pregones (repite11)
Hoy te dedico
mis mejores pregones
escucha bien ese coro
dice todo si señores
hoy te dedico
mis mejores pregones
hay quienes cantan con falda
yo canto con pantalones
hoy te dedico
mis mejores pregones
vamos a hacer una descarga
con los cantantes mejores
hoy te dedico
mis mejores pregones
mi saludo a Celia, Rivera, Feliciano
esos son grandes cantores
hoy te dedico
mis mejores pregones
ellos cantan de verdad
siempre ponen a gozar a la gente
hoy te dedico
mis mejores pregones
escuchen bien su cantar
aprendan de los mejores
hoy te dedico
mis mejores pregones.