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1 oct 2020

Libre

Crónicas musicales… crónicas sobre canciones populares muy reconocidas en el mundo

 

Texto de  Ernesto Pino

El aprendiz de joyero en su natal Valencia, consecuente con su oficio, le dedicaba mucho tiempo a pulir diamantes; sin saber que la mejor joya que podría brillar, era precisamente su propia voz.

Entre 1961 y 1968, apareció en Valencia (España) un cantante totalmente provinciano llamado Luis Manuel Ferri. Su primer manager, Miguel Siuran, estaba convencido que ese chico no estaba mas arriba porque su nombre no atraía; y después de varias noches de insomnio y teniendo en cuenta su pasión por la música italiana, se lo cambio’ por Nino Bravo (Nino y Bravo son expresiones muy comunes en la cultura italiana). Y cierto, después del bautizo, al artista no lo paró nadie.

Nino Bravo, a pesar de su corta carrera discográfica, logró en solo tres años la cima de la fama y el reconocimiento. A sus 15 años de edad empezó cantando con sus amigos en las calles del vecindario, haciendo versiones libres de canciones del gran cantante italiano Doménico Modugno y alguna vez dejó atónitos a todos sus vecinos cuando cantó Granada, la perpetua canción de Agustín Lara. Manolito, como le decían sus familiares, de día trabajaba en el arte de la joyería y en las noches se ocupaba de cantarle a las chicas del barrio; animado siempre por el antecedente familiar rotundo, de que su bisabuela había sido cantante de opera.

Empezó como los principiantes, participando en todos los concursos de música posibles y nunca ganó a pesar de que lograba avivar un gran entusiasmo en el publico: con dos amigos conforma un grupo musical llamado “Los hispánicos” y participa en un concurso patrocinado por una empresa de postres. Gana la fase regional pero injustamente pierde la final nacional frente a un solista. A su protesta un jurado cínicamente le contesta: “La mejor actuación ha sido la vuestra. No habéis ganado porque vosotros sois cuatro y el solista uno, y sale mucho más barato hacerse cargo de la promoción de una persona". En 1971, dos años antes de su muerte y con la fama de Nino Bravo, participa en el V Festival de Música de Rio de Janeiro. Llega a la final con el cantante norteamericano David Clayton Thomas y pierde siendo victima de un engaño, pues uno de los jurados de nacionalidad americana irreglamentariamente vota por su compatriota. Ese hecho lamentable en su carrera lo decide a nunca más participar en concursos.

Nino empieza a ser muy destacado con el reconocido compositor Manuel Alejandro, el mismo del gran cantante Raphael y graba las canciones "Como todos", "Es el viento", y "No debo pensar en ti". Pero realmente su salto a la fama, lo consigue a través de una travesura del destino: el compositor Augusto Algueró, le entrega a la diva Lola Flórez la canción “Te quiero, te quiero” para ser interpretada en una película, pero a la misma se le cambia el texto y el nombre por “la niña ahogada”, al músico no le gusta el hecho y la retira para dársela a Raphael, quien la graba pero por un conflicto con la discográfica, se archiva. Algueró entonces, decide entregársela a Nino Bravo, quien finalmente la convierte en un éxito mundial. (Ver ninobravo.net).

Nino de esa manera se convierte en un ídolo de  la juventud española y latinoamericana, hasta el punto que cuando graba la canción Noelia, el nombre se pone de moda en los bautizos de las niñas que nacen en España.

Pero a Nino Bravo, el tiempo se le acorta y como una avalancha llegará la canción Libre.

En el año 1962, el joven obrero de construcción alemán Peter Fechter, fue herido mortalmente mientras intentaba traspasar el muro de Berlín, que había sido construido por la Alemania Oriental para alinderar los espacios nacionales con la Alemania Occidental, como consecuencia de los efectos territoriales de la segunda guerra mundial. Al término de la guerra, Berlín quedó dividida en cuatro sectores de ocupación: soviético, francés, inglés y estadounidense. Posteriormente, en 1949 el área oriental que estaba en poder de los soviéticos quedó bajo la jurisdicción de la llamada República Democrática Alemana (RDA) y las otras tres formaron una sola área gobernada por la República Federal Alemana (RFA). Muchos alemanes ubicados forzosamente en el oriente, empezaron a migrar al resto de Alemania, buscando mejores oportunidades en términos económicos y sociales que el nuevo régimen no les podía brindar, hasta el punto que esa nueva sociedad se estaba quedando con déficit de mano de obra y con menos personas calificadas. Obviando esa situación Alemania Oriental construyó un muro de 43 kilómetros de largo, protegido con alambres de púa, perros de ataque y 55.000 minas. Los soldados de Alemania Oriental monitoreaban las barreras todo el tiempo, vigilaban Berlín Occidental y tenían órdenes de disparar a matar si veían a un fugitivo. (Ver “Por qué se levantó el Muro de Berlín... y cómo cayó”. Erin Blakemore. www.nationalgeographicla.com).

Peter Fechter, urdió su fuga en compañía de su amigo Helmut Kulbeik, quien afortunadamente tuvo éxito en el escape. “Helmut consiguió llegar a lo alto del muro y se dejó  caer del otro lado, estaba ileso y en libertad. Peter fue alcanzado por una bala que ingresó a la altura de la cadera. Cayó de espaldas contra la tierra. Quedó tirado en la zona de nadie. A su alrededor se fue formando un charco de sangre oscura. Del otro lado no solo los esperaba la libertad. A Peter lo aguardaban su hermana, su cuñado y sus sobrinos que vivían en la otra punta de la ciudad, y a quienes veía con frecuencia hasta que se construyó el Muro” (ver “Un joven soñador y una muerte absurda en el Muro de Berlín”. Matías Bauso.Infobae.com). Peter Fechter murió tratando de alcanzar su libertad, pero su muerte trascendió como noticia mundial.

En el año 1972, diez años despues de  la tragedia, los compositores españoles José Luis Armenteros y Pablo Herrero escribieron para Nino Bravo, una cancion llamada Libre; inspirada en el horroroso muro de berlin y en el asesinato del joven aleman Peter Fechter. Grabada en octubre de ese año en el álbum “Mi tierra”, la canción Libre tuvo una explosiva difusión, especialmente en Latinoamérica que vivía tiempos duros de violencia y represión generadas por las dictaduras del momento en  Chile (Pinochet), Paraguay (Stroessner) y Bolivia (Banzer). La canción entonces, adquirió un código de resistencia de los partidos de oposición. Sin embargo, Nino Bravo disfrutó poco de su éxito, pues seis meses después, el 16 de abril de 1973, murió en un accidente automovilístico.

La canción dio para todo. Además de convertirse en un coro de resistencia a las dictaduras, también fue utilizada como un canto de aprobación de las mismas, como sucedió en  Chile: el gobierno de Augusto Pinochet, realizó dos plebiscitos, en 1978 y en 1988 para conocer el apoyo o el rechazo a la dictadura. El primero lo ganó el dictador y el segundo lo perdió. En el primer plebiscito que ganó Pinochet, los seguidores de la junta militar, acogieron la canción Libre como su himno de celebración; incluso hubo un precedente, que se manifestó cuando en el Festival de Viña del Mar de 1974, estando aún fresca la sangre de Víctor Jara; Edmundo Bigote Arrocet, un cómico nacido en Argentina pero de nacionalidad chilena, finalizó su actuación cantando el tema de rodillas. El palco principal lo ocupaban Augusto Pinochet y su esposa. El cómico, puesto en la palestra mundial por el supuesto acto de humillacion, al final declaró  que lo habia hecho como homenaje a Nino Bravo y no al dictador. Por el contrario, en el plebiscito de 1988 que ganó el “no” como rechazo a la dictadura, la gente en las calles se manifestó emocionada, la multitud cantaba en las calles la canción Libre como un verdadero himno de libertad y gritaba el eslogan de la campaña "la alegría ya viene", que le dio a Pinochet su única derrota electoral y abrió las puertas para el retorno a la democracia.

De Nino Bravo dicen sus amigos, era un hombre tierno, tímido y de gran corazón y quizás con una cultura promedia del conocimiento, que igual le facilitó entender que si cantaba una canción como Libre, le permitiría enviarle un mensaje de esperanza a un mundo de la postguerra llena de conflictos, especialmente con la imposición de dictaduras claramente autoritarias y crueles. Este mensaje, es uno de los  más contundentes de la música popular en español en la reivindicación del concepto de libertad como uno de los principios fundamentales en la búsqueda de sociedades más justas y más equitativas. Recordemos que nuestra Constitución Política de Colombia, tan violada e incumplida en su existencia desde 1991, tiene una declaración de libertad en su Articulo 13: “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica”.

Nino Bravo, murió a los 29 años en un accidente automovilístico, cuando conducía su coche entre Valencia y Madrid. Una curva no muy difícil, según sus acompañantes, le hizo desviar el auto y caer en una cuneta: solo él murió, pues sus músicos salieron ilesos (irónicamente llamados el Dúo Humo). Como dicen los abuelos, uno no se muere ni antes ni después si no el día que toca: Manu Martínez, su cuñado, promotor y chofer, ha confesado que siempre conducía el auto y el día fatal no lo pudo acompañar y que un año después de su muerte se declaró obligatorio el uso del cinturón de seguridad en las carreteras de España. Nino no lo llevaba puesto. (Ver “El legado de Nino Bravo”. Yuotube).

Después de su muerte han pasado casi 50 años y su música, haciendo eco a la calidad de su voz y sus canciones, sigue vigente. Además de Libre, son también portentosas, canciones como Un beso y una flor, América, Cartas amarillas y una canción que es la banda sonora de su familia y quizás la única compuesta por el cantante y que paradójicamente se llama, “Vivir”: Pensar, hablar, soñar/ llorar, luchar, reír/ sentir, amar, sufrir/ Eso es vivir, vivir…

 

LIBRE

Compositores: José Luis Armenteros y Pablo Herrero

Canta: Nino Bravo

Tiene casi veinte años y ya está

cansado de soñar,

pero tras la frontera está su hogar,

su mundo y su ciudad

piensa que la alambrada sólo es

un trozo de metal,

algo que nunca puede detener

sus ansias de volar.

 

Libre,

como el sol cuando amanece,

yo soy libre, como el mar

libre,

como el ave que escapó de su prisión

y puede al fin volar

libre,

como el viento que recoge mi lamento

y mi pesar,

camino sin cesar

detrás de la verdad

y sabré lo que es al fin, la libertad.

 

Con su amor por banderas se marchó

cantando una canción,

marchaba tan feliz que no escuchó

la voz que le llamó,

y tendido en el suelo se quedó

sonriendo y sin hablar,

sobre su pecho flores carmesí,

brotaban sin cesar.

 

Libre,

como el sol cuando amanece,

yo soy libre, como el mar