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31 dic 2021

Sonido bestial

La salsa que se baila, tiene el origen de una música hecha por inmigrantes en la ciudad de New York, la misma que tuvo su época dorada en las décadas del 60 y del 70 del siglo pasado. Sus raíces son claras a partir de la música cubana y otros géneros musicales del caribe, especialmente de Puerto Rico y Republica Dominicana; y también de los sonidos del jazz, el blues y el rock norteamericano: estas raíces se mezclaron y bajo interpretaciones notables de sonidos y canciones nuevas, crearon una fusión que comercialmente se integró a un artilugio llamado salsa y que a través de la fuerza disquera del sello Fania, se hizo conocer en el mundo entero. Algunos artistas famosos como Tito Puente, no avalan esta música como un genero definitivo y categórico y para ellos la salsa no existe y lo que existe es una música cubana y de Puerto Rico con un vestido moderno. Otros artistas, por el contrario, acreditan el termino como un movimiento cultural que agrupó con gran fortuna los inmigrantes de la comunidad latina, inmersos en los barrios Spanish Harlem y South Bronx de New York y que les dio identidad en un país extraño a sus propias costumbres y lenguajes.

Por simple justicia, es preciso mencionar el nombre de Phidias Danilo Escalona, un locutor venezolano, que en 1962, se inventó un programa musical llamado “La hora de la Salsa, el Sabor y el Bembé”, patrocinado por la marca de salsa Pampero y que replicaba la música caribeña y lo que ya sonaba en Nueva York en esos años. Dice la leyenda que en una ocasión Phidias entrevistó al pianista Richie Ray, preguntándole que cosa tocaba y Richie le respondió que era algo así como una música que le daba sabor a la comida, como el kétchup o la salsa para las hamburguesas. Phidias, entonces remató: “lo que ustedes tocan es …salsa? Pues, damas y caballeros, vamos a escuchar ahora la salsa de Ricardo Ray y Bobby Cruz”. (Ver “Salsa, genero Musical”. Wikipedia. Según el investigador musical y académico, Alejandro Ulloa en una apreciación muy razonable aprecia la salsa como identidad cultural, pero la descalifica como genero musical: “La salsa en discusión: música popular e historia cultural”).

La vida artística y personal de estos dos artistas, unidos por una alianza de acero musical, es una rareza en nuestra historia del arte latino: se puede hablar de ellos antes y después de cristo. Antes y después de que se convirtieran al cristianismo evangélico. Dos épocas totalmente opuestas.

Richie Ray, nacido en Brooklyn de padres puertorriqueños y Bobby inmigrante de Puerto Rico, se conocieron de niños mientras estudiaban en la misma escuela en Nueva York. Cuenta Bobby (8 años mayor que Richie), que un día en el auditorio de la escuela, vio tocar a un niño que no alcanzaba los pedales del piano y que interpretaba una pieza de Beethoven. Impresionado le compartió a su madre y ella con suspicacia le dijo que era el hijo de Cristina, su amiga y compañera en una factoría y que ese niño se llamaba Ricardo Maldonado. De ahí en adelante compartieron destino y vida, Richie Ray como pianista y Bobby Cruz como cantante de una de las bandas mas sorprendentes de la música bailable de los años sesenta, hecha en New York y donde los grandes artistas de esa música ya tenían un pódium indiscutible: Tito Puente, Johnny Pacheco y Celia Cruz.

La unión de estos dos músicos resultó providencial a pesar de sus diferencias de vida: Richie, pianista del Conservatorio de Música de Brooklyn, la famosa High School of Performing Arts, y la Juilliard School of Music; y Bobby, peregrino e hijo de campesinos humildes, que salvó su educación y destino en Nueva York, donde aprovechó el privilegio natural de su potente voz y su facilidad para componer letras. Estaban unidos por profundas raíces culturales de Puerto Rico y por el momento estelar que tenían sus compatriotas del grupo musical “Cortijo y su combo”, que luego derivó en “El gran combo”, uno de los mejores grupos de salsa de la historia (nada menos que Rafael Cortijo, Ismael Rivera, Rafael Ithier, Roberto Roena, entre otros).

Siendo muy jóvenes, en el año 1965 grabaron su primer LP, con buenas canciones que presagiaban la llegada de una línea poderosa de la música alegre y bailable del espíritu latino. Canciones como Comején, El Mulato, el bolero Si te contara:  Si te contara/mi sufrimiento/si tú supieras/la pena tan grande/que llevo yo adentro…

Posteriormente tuvieron una prueba de rigor, cuando fueron invitados a participar en un evento extraordinario de las llamadas “descargas”, que simplemente, eran emotivas actuaciones de improvisación de los mejores artistas del momento, en un escenario libre para interpretar lo dominante de la música afrocubana y del jazz. Lo hicieron en el night-club Village Gate, uno de los mejores sitios de descarga de salsa y de jazz de Nueva York, con la compañía de otros músicos y cantantes  que mas bien parecía la línea titular de los reyes de la salsa: Alfredo “Chocolate” Armenteros, Ray Barreto, Santitos Colón, Joe Cuba, Rafael “Chivirico” Dávila, José “Cheo” Feliciano, Israel “Cachao” López, Johnny Pacheco, Charlie y Eddie Palmieri, Francisco “Chino” Pozo, Tito Puente, Bobby Rodríguez, Jimmy Sabater, Ramón Sardiñas(Monguito), entre otros (Ver Un año en la vida de "La Salsa" se reúne con "El Jazz". Herencialatina.com).

Posteriormente, el agradecimiento de Richie Ray y Bobby Cruz, llegó con la canción “Pancho Cristal” en homenaje a Francisco Morris, uno de sus grandes apoyos como productor musical, creador de la súper banda Alegre All Star, que seria la precursora de la Fania All Star.  Esta deferencia con Morris apodado “Pancho Cristal”, ocurrió precisamente en el Village Gate: Pancho Cristal me llaman/Pancho Cristal me llaman/ay, pal guaguancó/y dice así/ vámonos pal Village Gate/que allí es donde usted va y ve/vamos que la tumbadora/ y las estrellas de ahora. A propósito, el Village Gate, fue un famoso sitio que también albergó a los grandes del jazz como John Coltrane, Duke Ellington, Dizzy Gillespie, Bill Evans, Dave Brubeck, Charles Mingus, Miles Davis, Stan Getz y Aretha Franklin.

Esta segunda mitad de la década de los sesenta, fue la mas exitosa para Richie y Bobby como recompensa al esfuerzo que hicieron por ser originales, y que les permitió poder competir con los mejores maestros de la música salsa, mencionados anteriormente. Por un tiempo se enclaustraron en un hotel para innovar con sonidos diferentes, aprovechando el virtuosismo en el piano de Richie, la voz y la creación de letras de Bobby y la interpretación magistral de grandes trompetistas como Larry Spencer, los boricuas Manny Durand e Ismael “cocolía” Rodríguez, y especialmente el venezolano Pedro Rafael Chaparro y el estadounidense Adolfo Doc Cheatham. Era música vanguardista con una combinación afortunada de las inolvidables trompetas de la Sonora Matancera, los acordes del piano con fugas de música clásica y muchos sonidos de jazz.

Fue la época de las memorables canciones que el pueblo latino canta todos los años en navidad: "Seis chorreao", "Bomba en Navidad" y "Bella es la Navidad": Yo le pido a Dios estas navidades/mis felicidades a mis familiares/y le ruego a Dios por la humanidad/gloria en las alturas y en la tierra paz…

Fue la época del jala-jala y de los boogaloos, que nos trajeron grandes canciones, entre otras  Bomba cámara, Richie’s Jala-jala, Colombia’s boogaloo, Lo atara la arache, Mr. Trompet man (excepcional melodía dedicada a su trompetista Doc Cheatham), Amparo arrebato (dedicado a la bailarina caleña Amparo Ramos), A mi manera (versión en español de la famosa canción de Frank Sinatra), Agúzate; una muestra evidente de la música latina que se producía en Nueva York en unos tiempos donde se enfrentaban a los arrasadores movimientos juveniles del rock, como Los Beatles y las grandes bandas inglesas.

Estando en el pico de la popularidad, inesperadamente, Richie y Bobby deciden cambiar la sede de New York por la de Puerto Rico. En apariencia, esta decisión atropellada, correspondía a varias amenazas dirigidas a los músicos, por razones no muy claras en un medio de famosos y célebres, con inclinaciones mundanas de droga, sexo, alcohol y romances clandestinos y posiblemente por la intimidación de la soga de empresarios oscuros que buscaban contratos leoninos para grabar música. A Bobby, varias veces lo llamaron al teléfono para decirle “agúzate que te estoy velando” y que luego daría lugar a la creación de la canción “Agúzate”. El acoso se intensificó, cuando a Bobby un día lo balearon entrando a su casa. Era el año de 1970 y el entorno de la farándula se reía de ellos porque cambiaban la capital del mundo por una isla subordinada y alejada de los grandes negocios de la música.

Y así, en el mas limitado de los escenarios, nació su mejor canción, considerada como una pieza maestra de la historia de la salsa: sonido bestial.

La ciudad de Cali, tiene un aviso en la frente que dice capital mundial de la salsa, que de veras, ha sido orgullo de sus habitantes. Los caleños, hombres y mujeres, nacen con un chip de genética social que se expresa en un don innato de bailador y de ciudadano alegre. El caleño que nace, recibe los vientos refrescantes de Los Farallones, al mismo tiempo que su designio de rumbero. Eso ha marcado la vida social de los caleños en los últimos cien años, encauzada sin mayor discusión por los ritmos de la música afrocubana y la expresión definitiva de la salsa.   

Richie y Bobby llegaron a Cali por primera vez a la feria de 1968 y su presentación en la Caseta Panamericana fue sencillamente apoteósica. Muchos han dicho, sean críticos, académicos, bailadores, turistas, que la música de Richie Ray, significó una nueva era de la música bailable en Cali. Un antes y un después.

En este punto, es imprescindible apoyarse en la literatura urbana que muestra la marcha de los acontecimientos culturales, especialmente de la música. Los libros de dos escritores caleños. En 1972, aparece la novela “Bomba Camara” de Umberto Valverde y en 1977, surge la novela del escritor Andrés Caicedo, “Que viva la música”. En ambas novelas se reivindica la salsa como una acción libre y decidida del goce y la libertad de los jóvenes; porque significaba una ruptura con la música tradicional bailable aceptada y difundida por una sociedad clasista dividida entre la discriminación de los clubes sociales y el clamor de la necesidad de los barrios populares. A la salsa le pasó lo mismo que al tango: empezó a subir de estatus en la medida que la calidad de su arte se imponía y en la medida que entraba en la orbita lucrativa de la industria musical. Hoy existe un cordón umbilical entre los viejos bailadores del son y de la música antillana que gozaban en los bares y cantinas de los barrios populares; y las escuelas de salsa organizadas con cientos de jóvenes acróbatas del baile que han consolidado a Cali como el centro mundial de la salsa.

Los dos autores mencionados, cada cual, en un estilo diferente, reivindican como nunca la música de Richie Ray y Bobby Cruz. Le entregan un acta de ciudadanía a sus autores y le reconocen la fantasía de su música que ya hace parte de la cultura y de la alegría indiscutible del pueblo caleño.

Andrés Caicedo, en la exaltación de su gusto por la salsa, reniega de la música tropical, otra fusión con la cumbia, que en estricto derecho, había encontrado un espacio en el gusto de regiones colombianas del interior; especialmente en el eje cafetero, también llamada “chucu chucu” (por representar el sonido del güiro al tocarlo) y estaba hecha como música para bailar “arrastrando los pies” y que para completar no tenia ninguna pretensión intelectual melódica. En fin, no era una música para el bailador caleño. Alternativamente los nuevos aires de esa fusión llamada salsa, era interpretada por muchos virtuosos del piano, de las trompetas, de los trombones, y de los instrumentos de percusión.  Fanático del rock y de la salsa, Andrés Caicedo en el libro mencionado, en su afán de reclamar el porqué la salsa en Cali, solo se escuchaba en los barrios populares, asalta la letra de “Agúzate” de Richie Ray y escribe este afiche manifiesto totalmente irreverente, para protestarle a la feria de Cali, el haber preferido a orquestas de música tropical como Los Graduados, Los Hispanos y no a Richie y Bobby:

EL PUEBLO DE CALI RECHAZA

A Los Graduados, Los Hispanos y demás cultores del “Sonido

Paisa” hecho a la medida de la burguesía, de su vulgaridad.

Porque no se trata de “Sufrir me tocó a mí en esta vida”,

sino de “Agúzate que te están velando”.

¡Viva el sentimiento afro-cubano!

¡Viva Puerto Rico libre!

Ricardo Ray nos hace falta

Andrés Caicedo, se suicidó a sus 25 años. Irónicamente, murió desencantado, meses después del lanzamiento de su libro. Decía fiel a su destino, “Vivir después de los 25 años es deshonesto: es un repetirse porque se ha superado la capacidad de asombro”. Dejó en su brillante y tormentosa novela, un rumor permanente de la música de Richie Ray y especialmente, el sonido bestial que siempre lo acompañó.

Sonido bestial, la canción de Richie y Bobby, es considerada una pieza magnífica de la historia de la salsa. Es una canción que resultó una formidable venganza en contra de quienes no creían en ellos, cuando se fueron a Puerto Rico. El mismo Richie, acepta que la canción también nació, al incurrir en una analogía tonta con los comensales que derrochan mucho, que comen como bestias y ellos entonces, tocarían como bestias: Tu que decías/que ya no servía/oye tu que decías/que ya no salía…. Oye sonar las trompetas/oye los cueros sonar/ Ricardo viene de frente/con su sonido bestial...

La canción es una urdimbre de ritmos que combinan el jala-jala, el guaguancó, el jazz y la música clásica evocando las influencias de la música europea formal: en el minuto 2 de la canción, Richie Ray interpreta un acorde del Estudio Revolucionario Opus 10 No 12, creado por el músico polaco Frederick Chopin en 1.831. Y para completar, antes de los coros de la canción, interpreta otro acorde del preludio en do sostenido menor del pianista ruso Sergei Rachmaninov. Un detalle no despreciable: Bobby Cruz, el interprete, previo al acorde del Opus 10, habla de Stravinski y no de Chopin (Ver RTVC: Un cuento para contar: Chopin y Richie Ray. YouTube).

Igualmente, la canción tuvo su impronta sociológica, cuando unió a Puerto Rico en su protesta contra el gobierno de Estados Unidos, que estaba llevando a muchos jóvenes compatriotas como carne de cañón a pelear en Vietnam, una guerra que no era propia; un conflicto que sumió en el dolor a cientos de familias puertorriqueñas.

A partir de 1974 y hasta el presente, los músicos Richie Ray y Bobby Cruz, se convirtieron al cristianismo protestante, en su afán de remendar una vida disoluta que además de su música fantástica, les trajo los enredos propios de la fama y el abandono de su espacio conquistado con la Fania; que era en ese momento, la mayor expresión de la salsa mundial. Se convirtieron en pastores y han fundado una veintena de iglesias en Estados Unidos y en Puerto Rico. Incluso, muchas de sus grandes canciones se repitieron con letras de tipo religioso: “Agúzate”, paso a llamarse “Arrepiéntete” y “Sonido bestial”, en adelante se llamaría “Mas que vencedores”. (Ver “se dice de mi”. Caracol Tv.).

Nota: Raymond Maldonado, el hermano compinche de Richie, gran trompetista que interpretó primero para Richie y Bobby, y después para los mejores grupos de salsa; murió a los 36 años, por una sobredosis de heroína. Fue Director Artístico del gran cantautor norteamericano, Stevie Wonder.

PD: Activa el link de arriba y canta la versión original de Sonido Bestial, con el piano de Richie Ray, la voz principal de Bobby Cruz; Miki Vimari, voz, coro; Ismael “Cocolía” Rodríguez, Primera trompeta; Ismael “Maelo” Rodríguez, Segunda trompeta; Manolito González, Bongo, cencerro, timbalitos; José “Mañengue” Hidalgo, Conga; Charlie “El Pirata” Cotto, Timbales; Mike “El Che” Amitin, Bajo ;Director de grabación, Johnny Pacheco. Lastima que dure tan solo 6:48 minutos. Recomendable, escuchar las versiones que hacen de “Señora” de JM Serrat, el tango “Volver” de Carlos Gardel, y “Guaguancó triste” de Rubén Blades, incluidos en el álbum de Sonido Bestial. Recomendable también el documental llamado Sonido Bestial de los cineastas Silvia Vargas y Sandro Romero; homenaje a los artistas.

SONIDO BESTIAL

Autores e interpretes: Richie Ray y Bobby Cruz

¡Que salgan las bestias!

ahí vienen Cocolí y Manuelito

 

Tú que decías que ya no servía

oye, tú que decías que ya no salía

ahora mismito, mi amigo, yo te vengo a saludar

escucha, escucha

oye sonar las trompetas, oye los cueros sonar

 

Ricardo viene de frente con su sonido bestial

 

Hey, que ahí viene Richie y viene vira'o

como bestia, tocando un tumba'o

(Ahí viene Richie y viene vira'o, como bestia tocando un tumba'o)

ábranle paso que está engalla'o

como bestia tocando un tumba'o

(Ahí viene Richie y viene vira'o, como bestia tocando un tumba'o)

mira, que dice Maelo que está asusta'o

porque viene tocando un tumba'o

(Ahí viene Richie y viene vira'o, como bestia tocando un tumba'o)

ahí na' má'

 

¿Es eso Richie?

tocando Stravinski

oye quien toca no es Stravinski, es Estrabancao

 

Ay, tócame, Richie, tócame Jazz

como bestia toca el tumba'o

(Ahí viene Richie y viene vira'o, como bestia tocando un tumba'o)

salte del medio que está endiabla'o

como bestia, gozando un tumbao

(Ahí viene Richie y viene vira'o, como bestia tocando un tumba'o)

ay, que ahí viene Richie y viene virao

Como bestia gozando un tumba'o

(Ahí viene Richie y viene vira'o, como bestia tocando un tumba'o)

ay, no es Stravinski es "Estrabancao"

pero viene gozando el tumba'o

(Ahí viene Richie y viene vira'o, como bestia tocando un tumba'o)

 

A correr, que ahí viene corriendo Coco

 

(Vamos tocando como bestias)

(vamos tocando como bestias)

(vamos tocando como bestias)

Y de Richie Ray les viene a tocar

(Vamos tocando como bestias)

Ay, al son de los cueros, a cuero na' má'

(Vamos tocando como bestias)

como no, como no, como no, como no, como no, como no

(Vamos tocando como bestias)

epa, dice Pacheco que él viene a gozar

(Vamos tocando como bestias)

Hey, a la fiesta grande se viene a bailar

(vamos tocando como bestias)

vamos tocando como bestias

(Vamos tocando como bestias)

epa, vamos gozando como bestias

(Vamos tocando como bestias)

a cuero pela'o nos vamo' a gozar

(Vamos tocando como bestias)

Chévere, chévere, qué chévere, chévere, chévere, qué chévere

(Vamos tocando como bestias)

Ay, que chévere